lunes, 10 de febrero de 2014

El hombra araña ataca de nuevo

Ojalá fuera una apasionada de los cómics, medio friki medio intelectual que me supiera al dedillo las aventuras y desventuras de los más famosos superhéroes, para ir a ver una película de éstas y captar cada gazapo y cada libre interpretación del director del film, en este caso, el casi siempre taquillero Sam Raimi. Vistas la uno y la dos, la tres tampoco decepciona si no eres un purista de Spider-Man, ya que tiene lo que te esperas: acción, malos, chica guapa (bueno, para gustos…), y moraleja: preocúpate de tu alrededor y no te enfrasques en ti mismo.

Tobey Maguire en esta ocasión hace un doble papel muy oportuno, del ingenuo y bienintencionado Peter Parker pasa al Peter Parker absorbido por una pegajosa masa negra proveniente del espacio que le hace ser maligno, chulo y hasta gracioso. Ese baile a lo fiebre del sábado noche, esos malos que por arte de birlibirloque se vuelven buenos (véase el Hombre Arena y el Duende Verde II, cosa que a los más spidermanianos les ha sentado como una patada en la entrepierna), ese cambio de guión de última hora (según algunos entendidos, el Hombre Arena no mata a su tío en la versión cómic, que me corrija quien sepa el dato), incluso esa bandera de los Estados Unidos ondeando tras el superhéroe momentos antes de realizar un súperrescate, hacen que a mi me resulte hasta gracioso.

A pesar de tanta felonía al cómic original, a mi, que soy de andar por casa, que con que me den un poco de entretenimiento básico ya me parecen bien invertidos los 6 euros, la trecuela de Spidey me ha parecido aceptable. Además, de todos los superhéroes es el que más me gusta, nada que ver con el tértrico Batman ni con el chulo de Superman. Spider-Man puede andar por las paredes y volar con su tela de araña a donde quiera. Y después de desposeerme el espíritu infantil de mi sobrino Pablo para hacer esta crítica, con el grado de madurez que dan los años y las cientos de películas visionadas, os recomiendo ir a ver a Spidey para pasar una tarde comiendo palomitas y olvidarse de las movidas del curro.

Y por si no ha quedado claro, la película es básica como un cubo con asas. Pero hoy me siento benevolente y no voy a usarla como sparring.

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