martes, 11 de febrero de 2014

¡Todas desnudas!

No os asutéis: no estoy haciendo un llamamiento al género femenino para que se desnude en la calle (¿os detendrían por exibicionismo?, no lo tengo claro pero por si acaso no hagáis la prueba). Esta semana me he decidido a ver dos programas de la televión y a compararlos: Desnudas y Cambio radical. Mis opiniones respecto de cada uno son bien distintas. Mientras que en Camio Radical la gente se somete a costosas operaciones de cirugía estética en el segundo las mujeres se someten a una sola operación: la de cambiar su cabeza. Los resultados en ambos son sorprendentes. La persona que entra y la que sale son completamente distintas, la diferencia es que en Cambio Radical les cambian la cara y el cuerpo, previo por paso por quirófano, anestesia total, recuperación lenta de varios meses… En el segundo las desnudan. Es increíble cómo mujeres a las que les costaba horrores mirarse al espejo en ropa interior se ven estupendas proyectadas al tamaño de un edificio de 10 plantas en plena Gran Vía madrileña.

Las personas que acuden a estos programas tienen los mismos problemas: no se aceptan, nos les gusta su físico, tienen complejos (vamos lo que les pasa a la mayoría de las personas y a la casi totalidad de las mujeres). El programa Cambio Radical (presentado por la operadísima y cursísima Teresa Viejo) propaga la idea de que si algo no te gusta se coge el bisturí y se soluciona (no importa el dinero que cueste, el riesgo que entrañe para la salud, la baja laboral…). Desnudas sin embargo, a puesta por enseñarnos a querernos, a gustarnos tal y como somos, a descubrir que la idea que tenemos sobre nuestro cuerpo no es real. Con unos polvos de maquillaje, una sesión de peluquería, unos trapitos nuevos y unas dosis concentradas de autoestima consigue lo mismo que el programa Cambio Radical. Y todo sin tenerte que someter a las perrerías de un quirófano. Llama la atención la reacción de las concursantes cuando escuchan cómo gente de la calle mira su fotografía desnudas (bastante casta es la foto por cierto) les dice que están estupendas. De repente ellas se siente también estupendas, se les quitan los complejos, se creen Nicole Kidman en la alfombra roja.

Desnudas es un programa fantástico que podría ayudar también a las miles de adolescentes que caminan por la cuerda floja de la anorexia, que sueñan con cumplir los 18 para pasar por quirófano, que creen que a única forma de aceptarse es operarse para poder convertirse en otra y que, probablemente, ni siquiera operadas consigan verse guapas (hay que recordar que se siguen viendo gordas cuando pesan 38 kilos) Sólo le pongo una pega: que no puedan acudir hombres.

Así que desde esta página hago una petición: vean desnudas y no vean Cambio Radical (lo siento Teresa, prometo que no tengo nada en contra tuya pero no me gustas, me importa un pito que hayas pasado por el quirófano, lo tuyo no se cura con cirugía)

Y es que la belleza es subjetiva: ¿está mejor Kate Moss que las gorditas de Rubens? No señores, son las modas, los gustos que nos imponen. Kate Moss es alcohólica y drogadicta y eso ni es belleza ni es nada. Hagamos la prueba en casa: señoras desnúdense y véanse guapas, porque ustedes lo valen (insisto en que no se me desnudan en la calle, yo ya lo he avisado…)

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